Los Bronces de Anglo American sería la más desafiada en materia de recursos hídricos, mientras Teck está presionada en QB 2 por algunos permisos en trámite.
Si bien el precio del cobre es el principal termómetro de los efectos del coronavirus en la industria minera, no es la única variable que está dentro de las las preocupaciones de las compañías, ya que desde antes se arrastran dos dolores de cabeza que aún no logran ser contenidos del todo: los estragos de la megasequía y la lenta tramitación de permisos en torno a los proyectos de inversión.
La primera en encender las alertas por la sequía que se arrastra por años en Chile fue Antofagasta Minerals (AMSA), el brazo minero del grupo Luksic, cuando en agosto del año pasado advirtió que, si bien no veían un riesgo de producción para 2019, sí podrían asomarse las dificultades para esta industria y la compañía desde este año.
Sin embargo, la minera que pasó desde la alerta a la realidad fue Anglo American al reportar en enero que la producción de Los Bronces transitó desde las 99.000 a 71.700 toneladas, una baja de 28% y se registró un descenso de 44% en el procesamiento de la planta debido a la menor disponibilidad de agua.
Fuentes comentan que Los Bronces es probablemente una de las faenas más exigidas en este momento, ya que además de las medidas de restricción que ha debido adoptar por la crisis sanitaria reduciendo el nivel de actividad y minimizando la dotación en la operación, la problemática en torno al agua sigue latente y podría afectarlos en hasta 70 mil toneladas en el año.
Desde la minera indican que antes que se declarara cuarentena en algunas comunas de la Región Metropolitana, implementaron un plan de control de riesgo en sus operaciones en Chile -Los Bronces, Chagres y El Soldado-, que se ha traducido en una reducción controlada de las actividades y una disminución de la dotación presente en faena para prevenir el contagio.
«Hoy Los Bronces está operando con menos de la mitad de su dotación», dicen. En esa línea, enfatizaron que un eventual impacto en producción será dado a conocer en su debido momento, pero, de haberlo, se estima que será mínimo considerando que se mantiene el procesamiento de mineral en stock. Por lo tanto, «el pronóstico de producción de cobre para 2020, se mantiene en 620.000-670.000 toneladas, sujeta a la disponibilidad hídrica».
A la sequía, se suman los largos períodos de tiempo que deben transcurrir para obtener permisos sectoriales para los proyectos de inversión. En febrero, en el marco de la entrega de resultados al cuarto trimestre de 2019, Teck reconoció retrasos en el cronograma de su proyecto Quebrada Blanca 2 -que demandará US$ 4.700 millones- principalmente a los permisos y la crisis social, lo que además implicaría un aumento en los costos.
Según trascendió, a pesar de que la construcción de la iniciativa está suspendida desde el 18 de marzo, la canadiense habría sincerado que, más allá de la superación de la emergencia sanitaria, no retomaría las obras hasta lograr todos los permisos que le faltan.
Esto, porque hay algunos que estarían prácticamente listos, pero faltarían firmas por parte del Consejo de Monumentos Nacionales. Consultada la minera, comentó que todos los empleados no esenciales han sido desmovilizados de forma segura, en este momento la construcción continúa suspendida y actualmente no es posible predecir cuándo se reiniciarán las actividades de construcción.
Y si bien el proyecto cuenta con los principales permisos ambientales, reconoció que «algunos de construcción que requieren la aprobación de las autoridades locales y nacionales han experimentado demoras, incluidas algunas autorizaciones arqueológicas y generales de construcción».
«Nuestro enfoque actual es asegurarnos de que estamos listos para reiniciar lo más rápido posible una vez que sea seguro hacerlo», dijo, asegurando que «estamos trabajando con las autoridades y los reguladores y esperamos ver retrasos mínimos adicionales con respecto a los permisos cuando reiniciamos», dijeron.
Coronavirus versus sequía: «Impredecible, sin precedentes e incalculable»
Codelco también tomó medidas en torno a la pandemia mientras enfrenta la amenaza de la sequía. Aunque aún sus impactos no se perciben en los resultados financieros, el presidente ejecutivo de la cuprífera, Octavio Araneda, sostiene que la magnitud de la crisis por la que atraviesa Chile fue «impredecible y no tiene precedentes», por lo que sus consecuencias son «incalculables».
En cambio, la sequía que afecta al país es una problemática que han podido abordar de manera planificada. «El año pasado pusimos en marcha campañas de ahorro de agua en las divisiones que están en regiones declaradas de catástrofe y emergencia hídrica», dijo ante consultas enviadas por este medio.
Además, el máximo timonel sostiene que Codelco está desarrollando planes en sus ocho centros de trabajo para aumentar la recirculación, la menor captura y el uso eficiente del agua.
«La sequía genera un riesgo importante para la minería, y ante eso tenemos que ser proactivos de manera de no afectar el aporte económico que generamos para el país y todos los chilenos», advirtió.
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