El precio del oro tuvo su mayor retroceso desde el verano, con una caída del 1.7% durante la jornada del jueves, ubicándose en alrededor de los $2,740 la onza, según un análisis de Quásar Elizundia, Expert Research Strategist de Pepperstone.
Retroceso del oro debido a resistencia y sobrecompra
Este retroceso se produce luego de que el oro alcanzara nuevos niveles récord, superando los $2,780 por onza durante la sesión anterior. Este movimiento refleja la resistencia que enfrenta el metal dorado después de un repunte extendido y niveles de sobrecompra.
Índice de Precios del Gasto en Consumo Personal (PCE) y la economía estadounidense
Uno de los desencadenantes principales de estos movimientos fue la publicación del índice de Precios del Gasto en Consumo Personal (PCE) en Estados Unidos, que mostró una inflación subyacente más persistente de lo esperado. Además, el gasto personal aumentó por encima de las expectativas, reforzando la idea de una economía estadounidense resiliente.
Complicaciones para futuros recortes de tasas por parte de la Reserva Federal
Esto podría complicar la labor de la Reserva Federal para justificar futuros recortes agresivos de tasas. Como resultado, se ha producido una toma de ganancias en el oro después de un entusiasmo alcista motivado por los temores de un creciente déficit fiscal en Estados Unidos.
Contexto político y su efecto en el oro
El contexto político también jugará un papel crucial en el precio del oro. Una posible victoria de Donald Trump en las elecciones de 2024 podría agregar presiones inflacionarias adicionales debido a sus políticas orientadas a aranceles y deportaciones masivas. Esto generaría incertidumbre global que favorecería al oro, pero también fortalecería al dólar estadounidense, limitando su potencial de apreciación.
Resistencia y factores que pueden apoyar al oro
A corto plazo, se espera que el oro encuentre una resistencia significativa en torno a los $2,700 por onza debido a la sobrecompra y un contexto económico menos favorable. Sin embargo, la demanda por parte de los bancos centrales y la incertidumbre global continúan siendo factores que podrían apoyar al metal y prevenir colapsos adicionales sustanciales.