Minera El Abra: 28 Años de historias y crecimiento en la voz de sus trabajadores

A lo largo de casi tres décadas, Minera El Abra ha sido testigo del crecimiento profesional de sus trabajadores, quienes comparten sus experiencias y el impacto que ha tenido esta empresa en sus vidas y en la región de Antofagasta.

En agosto de 1996 se inició la operación de Minera El Abra. En ese entonces, la producción de cobre en Chile alcanzaba poco más de 3 millones de toneladas, y la minería comenzaba un camino de crecimiento que sigue impulsando el desarrollo del país.

Desde sus primeros años de operación, El Abra ya se destacaba, entre otros aspectos, por el buen ambiente de trabajo. Así lo recuerda Marcelo Urrutia, quien se unió a la compañía en el año 2000.

Había realizado una breve pasantía en otras mineras de la región de Antofagasta, pero cuando llegué a El Abra, una de las cosas que más me llamó la atención fue el orden de las instalaciones de la planta y el ambiente de trabajo. El Abra tiene un excelente ambiente de trabajo y una buena relación entre los empleados de la compañía y sus empresas colaboradoras“, destacó Urrutia, quien hoy se desempeña como superintendente de Ingeniería.

Relata que inicialmente prestó servicios a través de una empresa contratista y que en 2003 ingresó al área de mantenimiento en la planta de proceso. “Siempre pensé que la minería era un campo bastante interesante para crecer profesionalmente. Por eso, en el año 2000 tomé la decisión de salir de Arica y mudarme a Antofagasta en busca de oportunidades. Lo que más me impresionó de la minería es la magnitud de todo: todo es grande, enorme; los procesos son complejos, y los equipos, de gran tamaño“, comentó.

Durante estos años, no solo se desarrolló profesionalmente. El actual superintendente de Ingeniería de Minera El Abra formó una familia, y hoy sus hijos, que se criaron en Calama, estudian en la universidad. “Una de las cosas que más me ha llenado de orgullo es haber podido crecer en diferentes posiciones. Cada proyecto que he desarrollado o en el que he participado es como criar un hijo: comienzas desde cero y, cuando ves que se materializa, realmente te llena de orgullo“, concluye.

Por su parte, Ruth Rivera, supervisora de Servicios Administrativos de El Abra, ingresó a la compañía en 1996, aunque estuvo vinculada al proyecto desde antes, cuando todavía estaba en fase de desarrollo. Recuerda que, en ese entonces, la participación femenina en la minería era casi inexistente, al punto de que no había baño para mujeres. A pesar de ello, sentía que la minería era una actividad en la que podía desarrollarse. Y no se equivocó.

Comencé trabajando en el proyecto El Abra cuando se estaba construyendo. Allí conocí a muchas personas de la gerencia de abastecimiento y desarrollamos muy buenas relaciones laborales. Cuando surgió la oportunidad de trabajar como asistente en la gerencia de abastecimiento, no dudaron en pensar en mí“, recuerda Rivera.

Con la perspectiva del tiempo, Ruth destaca el ingreso de mujeres a la minería. Concluyendo en que “Hoy veo algunas jefaturas a cargo de mujeres, algo impensado cuando ingresé. Ahora tenemos superintendentas y gerentas. Es una evolución que se ha dado, y en la que El Abra ha sido pionera”.

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