En una semana marcada por la escalada de los precios del crudo, debido al aumento de la tensión en Medio Oriente y el riesgo de que nuevos países se sumen al conflicto, el mercado comienza a aterrizar las consecuencias para la economía mundial que tendría una nueva crisis petrolera. Pero si bien el crudo es aún la fuente energética que “mueve” al planeta, los especialistas coinciden en que la dependencia y la influencia del petróleo en el mundo y en Chile ha ido perdiendo peso de la mano de la mayor eficiencia energética y la masificación de nuevas alternativas de fuentes renovables, entre otros.
Los precios del crudo se dispararon durante las últimas dos semanas luego que Irán lanzara un ataque con misiles en Israel, lo que aumentó la posibilidad de represalias contra las instalaciones petrolíferas del país islámico. De esta forma, en lo que fue una escalada al alza, pero también zigzagueante, el precio del crudo Brent superó transitoriamente los US$80 el barril esta semana, también presionado por el aumento de la demanda por combustibles en medio de los efectos del huracán Milton en Florida, Estados Unidos.
Para los expertos, sin embargo, existen también otros atenuantes que impedirían esta vez un escenario calamitoso como ocurrió en las crisis de precios de 2014, 2008 y otras del siglo pasado. El aumento de la oferta de crudo fuera de Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep), donde están Irán, Irak y Arabia Saudita, entre otros, ha generado generosos excedentes mundiales. En lo que es un escenario que parecía inimaginable hace 10 años, Estados Unidos hoy es el mayor productor de petróleo del mundo, con más de 13 millones de barriles diarios, gracias a la nueva tecnología del fracking (fracturación hidráulica) y del shale oil, lo que permite cubrir de mejor forma la demanda mundial de crudo y evitar escenarios críticos de antaño, estiman los especialistas.
Adicionalmente, la Agencia Internacional de Energía proyectó que el crecimiento de la demanda de petróleo en el mundo llegará a su punto máximo en el año 2030, para luego comenzar a contraerse a medida que se profundice la masificación de las tecnologías de energías limpias.
Centro de almacenamiento de petróleo y producción de derivados.
Este escenario de desaceleración de la dependencia del petróleo ya ha comenzado con fuerza para el caso de Chile. Un estudio del Banco Central de 2018 ya estimaba que la incidencia del petróleo en la producción nacional se había reducido “considerablemente en los últimos años”. En teoría, un fuerte aumento del petróleo para un país importador neto de crudo como Chile tiene efectos negativos tanto en la actividad como en la inflación.
Datos actualizados por el instituto emisor a petición de Pulso, muestran que la relevancia del petróleo y sus derivados en los costos de producción del país ha disminuido en la última década y media. De acuerdo con las matrices del 2008 y del 2021, la participación en el consumo intermedio de petróleo y sus derivados cayó de niveles cercanos al 13% al entorno del 8%. A su vez, en el sector transporte, el de mayor consumo de la economía local, bajó desde 35,9% en 2008 a 30% en 2021.
La misma investigación del Banco Central actualizada revela también una caída considerable de la importancia del petróleo en la generación de energía eléctrica, sustituyéndose el diésel y el petróleo por otras fuentes como las energías renovables no convencionales (ERNC), las que alcanzaron un récord de 34% de participación en la matriz energética al cierre de 2023.
Mientras en el año 2008 la participación del petróleo y el diésel en la matriz energética del SIC (Sistema Interconectado Central) y el SING (Sistema Interconectado del Norte Grande) era de 5,3%, el año pasado llegó a 1,8%.
Pero la estadística más reveladora sobre la pérdida de peso del crudo en la economía chilena está en las importaciones del producto. Mientras las internaciones reales de petróleo y sus derivados representaron en 2003 el 30% de las importaciones totales, en 2024 estas bordean el 10%, según los últimos datos del instituto emisor.
“Se trata de un fenómeno que es global. Si se miraba la economía mundial hace algunas décadas, la respuesta o la sensibilidad al precio del petróleo era mucho mayor de lo que es hoy día, por diferentes razones” afirma el economista jefe del BCI, Sergio Lehmann, quien asegura que la mayor eficiencia en el uso de la energía ha logrado que Chile y el mundo estén menos expuestos a las variaciones de precios del producto.
El economista destaca también la mayor diversificación de la matriz energética chilena. “Ha habido un cambio bien importante en las últimas décadas, con un peso bastante más acotado de lo que era el pasado de las centrales termoeléctricas, las que eran dependientes de combustibles fósiles, y eso te deja en mucho mejor pie frente a las fluctuaciones o las alzas que tiene el petróleo”, añade el experto.
Sergio Lehmann, economista jefe del BCI.
Lehmann destaca también el efecto del Mepco (Mecanismo de Estabilización de Precios de los Combustibles) en la suavización de las fluctuaciones del combustible a nivel local producto de los cambios de precios internacionales del petróleo. “La economía tiene mecanismos para no responder de manera inmediata (a los cambios bruscos de precios) y esperar a que se vayan acomodando los mercados”, complementa.
Michèle Labbé, economista y académica de la Universidad San Sebastián, matiza el escenario. Si bien cree que la influencia del petróleo ha bajado a nivel mundial y en Chile, sostiene que aún existe fuerte dependencia del energético, y recuerda los duros efectos mundiales que tuvo el alza del crudo en 2021.
Con todo, coincide en que la eficiencia en el uso de las energías ha mejorado durante las últimas décadas. “El avance en la tecnología en el mundo hace que se necesite menos petróleo para producir lo mismo respecto de décadas atrás”, destaca.
Añade que la influencia del uso de las nuevas fuentes de energía sustitutas de los combustibles fósiles, como las energías solar y eólica, también han sido claves en este nuevo escenario. Sin embargo, afirma que aún muchas de las energías renovables necesitan de las energías convencionales para funcionar, lo que las haría más vulnerables.
Michèle Labbé, economista y académica de la Universidad San Sebastián.
La economista cree también que hoy se ha generado un escenario de precios del crudo más estables, principalmente por la arremetida de Estados Unidos como gran productor de petróleo de la mano de la tecnología del fracking oil.
“Otro factor importante de este escenario es que la tecnología de extracción de petróleo hoy es más barata. Los países que han invertido en tecnología han logrado bajar mucho los costos de extracción en términos relativos”, concluye Labbé.
En la misma línea, el investigador del Observatorio del Contexto Económico de la Universidad Diego Portales (OCEC-UDP), Juan Ortiz, coincide en que hay una transición mundial de la matriz energética a fuentes alternativas al petróleo.
Si bien estima que la economía chilena aún es “altamente” dependiente de la evolución de los precios del crudo, afirma que la influencia del crudo en el país ha ido bajando durante los últimos años.
“Existe una alta dependencia, pero, en términos relativos, ese peso ha ido bajando, porque existen cada vez más otros tipos de fuentes de energía como las no renovables. Ha habido todo un auge de la energía solar, eólica y otro tipo de fuentes alternativas”, sostiene el investigador de la Universidad Diego Portales.
Juan Ortiz, investigador del Observatorio del Contexto Económico de la Universidad Diego Portales (OCEC-UDP)
De hecho, destaca la electromovilidad como un factor clave para bajar la dependencia del petróleo. “En la medida que aumente la comercialización de vehículos eléctricos tanto a nivel de transporte de carga como de pasajeros, el espacio para la incidencia del petróleo y los combustibles en el consumo vehicular disminuye. El rol del petróleo a lo menos a nivel de matriz energética y de movilidad, va perdiendo un peso relativo en el margen respecto a lo que teníamos hace dos o tres décadas”, señala Juan Ortiz.
No obstante, el economista cree que una crisis de mayores dimensiones en Medio Oriente que impulse el precio del petróleo a niveles mucho mayores de los actuales debería tener un impacto relevante hoy en la economía mundial.
“El rol del petróleo hoy en el mundo es mucho más amplio y no sólo está ligado como fuente energética y de automóviles, sino también como insumo para el transporte marítimo y para la producción de bienes finales en la industria petroquímica, por ejemplo”, concluye el especialista.
Fuente: La Tercera
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