Hace 30 años era difícil imaginar que llegaríamos a las condiciones y tecnología que tenemos ahora en la mina

Con la mirada atenta y movimientos certeros en las palancas, botones y gatillos en su puesto de trabajo, el operador experto minas Orlando Vivanco controla, desde Rancagua, una serie de martillos ubicados a decenas de kilómetros de distancia, en plena Cordillera de Los Andes, donde se yerguen las operaciones de Codelco División El Teniente.

¿De qué se trata tu trabajo?

Mi trabajo es operar martillos telecomandados y consiste en reducir las colpas (rocas de gran tamaño) para que lleguen al chancador en la medida necesaria. Esos martillos están al interior de la mina, en la montaña, y los manejo desde Rancagua, en el Centro Integrado de Operaciones (CIO).

Es como operar un videojuego, con las cámaras y los joysticks. Aquí veo cómo llegan las piedras a las parrillas, que tienen espacios de un metro, entonces con el martillo reduzco su tamaño para que puedan pasar por ahí y lleguen al chancador.

En este momento, contamos con 36 martillos telecomandados, que opero en el área Sub 6. Esta es una tarea grande, porque además tenemos que coordinarnos con las personas que están al interior de la mina, hay otros operadores, hay personas que colocan los explosivos, entonces todo debemos coordinarlo por radio.

¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
La calidad de vida. Llevo 37 años en la empresa y cuando entré, todas estas tareas eran manuales, estábamos más expuestos a condiciones como ruido o polvo, por ejemplo. Y en esa época, era difícil imaginar que en 30 años más íbamos a llegar a las condiciones y tecnología que tenemos ahora en la mina.

¿Recuerdas cuándo llegaste a la División y qué te tocó hacer?

Llegué el 20 de abril de 1987, tenía 21 años. Entré a un área que se llamaba desarrollo y construcción, a hacer los túneles, realizando fortificaciones. Después, cerca del año 2000, me fui a producción, donde operaba equipos LHD (cargadores frontales). Con el tiempo, pasé a operar camiones en la mina y luego llegué al CIO, donde llevo dos años.

Ha sido un muy buen cambio. Las condiciones son bastante mejores y, además, el tiempo de traslado y riesgos se reducen, así que estoy muy agradecido de Codelco. Aquí el ambiente es muy bueno, estamos todos en el mismo lugar, lo que facilita la comunicación y la convivencia es muy buena.

¿Qué sientes le ha entregado la División a tu vida?

Gracias a la empresa pude dar una buena educación a mis hijos. Los dos son ingenieros, uno incluso trabaja en la mina, en Diablo Regimiento. Entonces me siento orgulloso.

El Teniente también me hizo crecer como persona, desarrollarme. Es una gran empresa a la que agradezco las oportunidades que me dio.

La seguridad es fundamental a la hora de realizar cualquier trabajo en El Teniente ¿Qué mensaje te gustaría entregar a las y los trabajadores en este ámbito?

A que todos nos cuidemos. Si bien en el CIO no hay muchos riesgos, conozco también cómo es la mina. Les digo que se cuiden, que no creamos que las podemos hacer todas o que no nos va a pasar nada, porque eso con el tiempo pasa la cuenta. Ocupen sus elementos de protección personal, cumplan con los checklist y las normas que hay en la mina, porque todo eso está para que nos cuidemos. No hay que ser porfiados, porque detrás de cada persona hay una familia. Y pensar también en el futuro, para estar bien cuando nos retiremos y podamos compartir con la familia y los nietos.

¿Qué significa para ti trabajar en una empresa como Codelco, que entrega sus excedentes a todos los chilenos y chilenas?

Me siento orgulloso de aportar al país. A lo mejor con un granito chiquitito de arena, pero es importante cuando tenemos buenos resultados, porque quiere decir que estamos haciendo bien nuestra tarea y nuestro trabajo.

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