Codelco atraviesa por su propia “tormenta perfecta”. El remezón interno que provocó la baja en la clasificación crediticia de la semana pasada por parte de la agencia Moody’s sólo vino a confirmar lo que muchos en el mundo político y en círculos de especialistas en minería denominan el peor año de la emblemática cuprera estatal en sus más de cinco décadas de existencia.
Pero el tránsito por la “parte más profunda del valle productivo”, como lo reconoció a inicios de esta semana el propio presidente del directorio de Codelco, Máximo Pacheco, mezcla fenómenos estructurales y de gestión que van más allá de la actual administración. El evidente retraso en los llamados proyectos estructurales, la progresiva caída de la producción durante los últimos años, el preocupante crecimiento de la deuda y los costos, además de la rotación de altos ejecutivos, son los complejos ingredientes de un menú difícil de administrar para la que hasta ahora es una empresa símbolo de gestión estatal.
La principal minera de cobre del mundo alcanzó su peak de producción en 2017. Ese año la producción propia llegó a 1,73 millones de toneladas métricas de cobre fino. Desde entonces, la tendencia sólo viene a la baja. Mientras en 2022 no logró superar la barrera de 1,5 millones de toneladas, este año -según previsiones de la propia empresa- cerrará en torno a 1,3 millones de toneladas, una caída de más de 20% en seis años.
El duro momento también ha impactado en parte de sus aportes al Fisco. Los excedentes llegaron a los US$2.746 millones en 2022, un 64% menos que el año anterior. Sin embargo, el deterioro al primer semestre de este año fue más allá: los excedentes alcanzaron los US$329 millones, un desplome del 86% respecto al mismo periodo del año anterior.
“Si dejamos de lado sus inicios, no tengo ninguna duda de que este es el momento más difícil de Codelco”, afirma Juan Carlos Guajardo, fundador y director ejecutivo de Plusmining. Juan Ignacio Guzmán, gerente general de GEM Mining Consulting, coincide en torno al complejo momento de la minera, aunque repara que el proceso de deterioro de la estatal lleva más de una década. “La condición actual de Codelco lleva gestándose, por lo menos, entre 10 a 15 años”, sentencia.
Cercanos a Codelco reconocen que la fuerte caída de la producción se explica por los problemas de gestión operativa que ha tenido la minera en los últimos años. De hecho, el propio Pacheco ha admitido los problemas de continuidad operacional en diferentes divisiones de la cuprera. “El 77% de nuestra caída de producción no fue por temas estructurales, sino por continuidad operacional. Es lo que llamamos gestión de activos, lo que llamamos la buena mantención, lo que llamamos asegurar que los equipos, que la maquinaria, funcionen”, reconoció en un seminario de la FEN de la Universidad de Chile, en marzo pasado.
Promesas en vilo
Pacheco, quien fue nombrado en Codelco en marzo de 2022 por el Presidente Boric, ha prometido que el repunte empezará el próximo año. “Les tengo buenas noticias: 2023 será el momento más bajo de nuestro plan de desarrollo futuro. Nuestra producción aumentará paulatinamente a contar de 2024″, aseguró esta semana en la LME Week, evento que reunió a grandes mineras del mundo en Londres.
Sin embargo, la promesa que viene reiterando el exministro de Energía colisiona con la visión de los expertos del sector. “Si no se hace nada distinto, Codelco podría alcanzar su punto mínimo el próximo año”, plantea José Ignacio Guzmán, de GEM Mining Consulting.
“En minería, y sobre todo en una empresa que está con las dificultades de Codelco, hay que considerar el factor riesgo”, complementa Juan Carlos Guajardo, de Plusmining.
China es uno de esos riesgos en el corto plazo. El ritmo de la actividad económica del gigante asiático, principal consumidor de cobre del mundo, viene a la baja. La guerra en Israel, a su vez, añade un nuevo factor de incertidumbre. “Está China y ahora se sumó el factor Medio Oriente, algo que agrega incertidumbre porque probablemente hará subir el petróleo; los costos son un tema tremendo en la industria hoy. Hay una sensación no tan optimista para el próximo año”, confidencia un experto que participó en la LME Week en Londres.
En la ecuación, la promesa de Codelco de empezar a repuntar en 2024 también depende de otro “dolor de cabeza”, además de la producción: sus proyectos estructurales. Las cuatro iniciativas -Chuquicamata subterránea, Traspaso Andina, Rajo Inca, y la cartera de proyectos El Teniente, impulsadas desde 2010 bajo la gestión de Diego Hernández- fueron concebidas como el futuro productivo de la estatal. Pero su complejidad técnica e impulso en forma simultánea ha sido calificada como un error, ya que las complicaciones han retrasado sus puestas en marcha, incrementando el ya alto volumen de inversiones necesarias para su desarrollo. A inicios de año, Pacheco sinceró los números: a 2023 se han invertido cerca de US$15.000 millones, y aproximadamente US$5.000 millones se explican por sobrecostos.
No obstante, pese a las complicaciones, hay algunos avances. En su última entrega de resultados al primer semestre, la compañía detalló los distintos estatus. Chuquicamata subterránea y Traspaso Andina ya están operando. El primero finalizó su fase de inversión inicial, y la continuidad del nivel 1 llegó al 36,3%. La fase 2 del mismo nivel está en definición. En el segundo, el avance roza el 100%, restando trabajos mineros para el alistamiento operacional.
Rajo Inca, en tanto, acumula un 54,8% de avance. Luego del traspié con el consorcio chileno bielorruso CBM, en abril se reiniciaron las obras de prestripping, mientras avanzan las obras para optimizar la planta concentradora original de Salvador. En la estructura de operación 2024, está contemplado el ramp up de Rajo Inca. Es decir, la iniciativa que extiende la vida útil de su división en 40 años, comenzaría a agregar producción.
Mientras, en El Teniente, el nuevo nivel mina de Andes Norte ha completado el 79,6%, y Diamante y Andesita finalizaron las obras tempranas, pero su construcción ronda el 30%.
Con todo, el futuro de la estatal está ligado a la suerte de sus iniciativas. “Si nosotros no los desarrollamos, Codelco desaparece”, reconoció Pacheco en el evento de la FEN.
Pero el otro problema que inquieta a Codelco es su deuda financiera. Hoy roza los US$19.000 millones, pero hace 10 años era menos de la mitad, y las previsiones no apuntan a una mejora.
El recorte en la calificación crediticia que le aplicó Moody’s agregó más tensión a este factor, ya que a la estatal le saldrá más caro financiarse de ahora en adelante. Pese a que este gobierno aprobó, en forma inédita, una regla que le permitirá reinvertir el 30% de las utilidades entre 2021 y 2024, Codelco necesitará volver a emitir deuda, estiman los analistas. Ya lo hizo en septiembre en Nueva York, donde colocó bonos por US$2.000 millones.
“Si Codelco no altera su plan, es decir, si se mantiene aferrado al plan de inversiones como está, no hay ninguna duda de que va a tener que recurrir al mercado financiero y va a tener que llegar a niveles de deuda sobre los US$30.000 millones. Es ineludible”, advierte Guajardo.
Dicho nivel, aseguró un informe del Centro de Estudios del Cobre y la Minería (Cesco), podría llevar a una situación de insolvencia, en especial si las promesas de valor y producción de los proyectos estructurales no se cumplen.
“Si por alguna razón el próximo año hay una recesión a nivel mundial y el cobre baja de los US$3 la libra, Codelco podría empezar a dejar de generar excedentes netos, considerando que primero tiene que pagar la deuda. Estoy pensando en utilidades finales para el país, y ahí está el mayor riesgo”, plantea Guzmán.
Al respecto, Pacheco ha apuntado a la realidad dual de la deuda de Codelco. “Si se nos hubiera aplicado la misma regla que a las empresas privadas, la deuda de Codelco podría ser una quinta parte de la actual”, ha sostenido.
Rotación y estilo Pacheco
Los múltiples desafíos de Codelco se han reflejado también en una alta rotación de la plana ejecutiva, en medio de reparos al activo estilo de Pacheco en todas las áreas de la cuprera estatal.
“Pacheco ha sido un terremoto para Codelco. Ha sido CEO toda su vida en grandes empresas y no se acomoda con ser sólo presidente del directorio. Ha buscado hacer micromanagement en cada instancia, meterse en todo, y eso genera roces”, afirma un experto minero cercano a Codelco.
En menos de 18 meses, ha tenido a tres presidentes ejecutivos distintos. Octavio Araneda salió en agosto de 2022, argumentando razones de salud, pero menos de un año más tarde fichó como Chief Operating Officer de Antofagasta Minerals. Su reemplazante, André Sougarret, duró menos de un año en el cargo.
Hoy Rubén Alvarado, quien trabajó 20 años en la minera, lleva un mes y medio al mando. En corto tiempo, ya hace notar su mano. Reestructuró las vicepresidencias de operaciones centro sur, norte y de Fundiciones en una sola. También unificó la vicepresidencia de Recursos Mineros con la gerencia de Innovación. Todo, en búsqueda de sinergias y unificar los desafíos de sus retrasados proyectos estructurales con el área de operaciones.
Sin embargo, su periodo recién comienza, y los expertos señalan que la tarea titánica que tiene por delante Codelco, será todo un desafío para el funcionamiento de la dupla Pacheco-Alvarado.
También hubo dos renuncias la semana pasada. A la salida de la vicepresidenta de Asuntos Corporativos y Sustentabilidad, Nicole Porcile, quien arribó en diciembre del año pasado, se le sumó la marcha del encargado de la gestión del endeudamiento relacionada al intensivo plan de inversiones, Alejandro Rivera. El ejecutivo dejará a partir de noviembre la vicepresidencia de Administración y Finanzas, aunque se mantendrá como asesor en otra área clave: las negociaciones para el ingreso de Codelco al negocio del litio.
Es justamente esta nueva tarea encomendada por el gobierno a Codelco la que ha despertado cuestionamientos internos y en el mundo político. “Codelco no tiene las condiciones para desarrollar el negocio del litio en Chile, tiene que resolver sus problemas internos”, asegura el senador RN Rafael Prohens, quien cree que Codelco debe hacer un ajuste importante en sus costos para salir adelante.
“Este es el peor momento administrativo que he visto en 50 años de Codelco. (…) Aquí vienen ejecutivos cada cuatro años, cometen errores y no responden a nadie después. Acá se acumularon errores de todas las administraciones que ha habido”, critica, a su vez, Diego Jiménez, director del Sindicato de Supervisores Casa Matriz.
Consultada esta semana la ministra de Minería, Aurora Williams, señaló que Codelco deberá resolver su actual crisis por sí solo, tal como lo hace una empresa privada. “Es la administración, a través de su presidente del directorio, su presidente ejecutivo, quienes deben de buscar resolver los diversos problemas, llámese problemas financieros, problemas operativos, de cualquier naturaleza”, enfatizó Williams a Bloomberg en Londres.
La sensación que existe al interior del gobierno es que los altos precios del cobre proyectados todavía para los próximos años, dada la importancia del metal para la electromovilidad y la transición energética, pueden servir de “colchón” a Codelco para realizar los ajustes operativos necesarios y así sortear este difícil momento. Pero, de todos modos, por su importancia estratégica para los ingresos del país, el Ejecutivo seguirá de cerca los pasos de la estatal.
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