Chile lidera la producción y exportación de amoníaco verde para la descarbonización

La generación de energías limpias es fundamental para un desarrollo sostenible a largo plazo. El amoníaco verde se presenta como una alternativa prometedora en esta búsqueda, ya que permite reemplazar los combustibles fósiles de manera responsable y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. A través del proceso de producción de amoníaco verde, basado en el método de Haber-Bosch pero utilizando energías renovables, se obtiene un vector energético de huella de carbono considerablemente menor. Esto permite descarbonizar sectores difíciles de electrificar, como la industria pesada y el transporte marítimo. Además, el amoníaco verde puede ser utilizado como combustible en motores de combustión interna y en celdas de combustible, ofreciendo una alternativa viable a los combustibles fósiles tradicionales.

El amoníaco verde y su potencial

El amoníaco verde es considerado hoy como un nuevo vector energético, al igual que el hidrógeno. Su producción a partir de energías renovables, como la solar y eólica, permite reducir significativamente las emisiones de carbono en sectores clave como la industria pesada y el transporte marítimo. Además, el amoníaco verde tiene la capacidad de almacenar y transportar hidrógeno de manera segura y eficiente. Sin embargo, su adopción aún enfrenta desafíos importantes, como el costo de producción y la adaptación de la infraestructura y el transporte. Es necesario desarrollar regulaciones y concienciar sobre los beneficios económicos y ambientales a largo plazo del amoníaco verde.

Chile y el impulso del amoníaco verde

Chile ha planteado estrategias de descarbonización a través de la producción de hidrógeno verde y sus derivados. El país proyecta convertirse en el líder mundial en producción de hidrógeno renovable, con una producción esperada de 25 GW al año 2030. Como parte de esta estrategia, el país busca impulsar la producción y exportación de amoníaco verde a través de procesos con electrólisis. Esto no solo permitirá reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, sino también fortalecer la economía del país al participar en un mercado valorado en US$55 mil millones al año y dejar de depender de la importación de amoníaco de otros países.

En conclusión, el amoníaco verde representa una oportunidad para avanzar hacia un mundo más sostenible. Su producción a partir de energías renovables permite reducir las emisiones de carbono y descarbonizar sectores clave de la economía. Aunque aún enfrenta desafíos, como el costo de producción y la adaptación de la infraestructura, su adopción es fundamental para alcanzar un desarrollo económico limpio.

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