En los últimos meses se vienen desarrollando negociaciones directas entre empresas argentinas productoras de gas y petróleo con firmas industriales de la Región del Biobío, en Chile. Conversaciones que vivieron la semana pasada un nuevo capítulo, pero que tendrán un hito a mediados de diciembre, y que podrían marcar un punto de inflexión en el acceso chileno al yacimiento petrolífero de Vaca Muerta, en Argentina, la segunda reserva de gas natural más grande del mundo y la cuarta de petróleo.
El punto de inflexión comenzó con el triunfo de Rolando Figueroa en las elecciones para gobernador regional en Neuquén, una de las provincias de mayor relevancia para la economía trasandina. El experimentado político logró un hito relevante: romper con la hegemonía que durante 60 años tuvo el Movimiento Popular Neuquino (MPN). Figueroa llegó al poder tras crear un espacio político transversal, denominado Comunidad, en el que sumó a peronistas, radicales, dirigentes desencantados del MPN y hasta el apoyo del PRO del expresidente Mauricio Macri.
Pero la relación de Figueroa con Chile venía de su periodo como vicegobernador de la provincia, cargo que ocupó entre 2015 y 2019. Allí conoció al hoy gobernador del Biobío, entonces intendente, Rodrigo Díaz, quien militó 16 años en la Democracia Cristiana, hasta el año 2020.
“Compartimos en los encuentros que se realizaban entre autoridades de nivel regional y provincial de Argentina, producto de las obligaciones que generó el Tratado de Paz y Amistad Chileno-Argentino”, rememora Díaz.
Desde que asumió, Figueroa mostró su intención de retomar los lazos con Chile, especialmente para elevar la economía gracias al potencial de la joya energética trasandina. El primer acercamiento se concretó en junio de este año, donde se firmó un acuerdo turístico y energético, enfocado en empresas de la región del Biobío. La idea apunta a aprovechar el salto productivo que se espera desde las compañías que operan en Vaca Muerta: al año 2030, la producción de gas se duplicaría, por lo que venderlo a Chile y, además potencialmente, exportarlo desde el Puerto de San Vicente a otros mercados internacionales, abre nuevas perspectivas para los productores.
Luego, en julio, se promulgó la Ley Bases, impulsada por el gobierno de Javier Milei, que entre varios puntos estableció el impulso a sectores como la energía, con el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI). Ello cambió el paradigma para el sector, llevando el foco desde el consumo interno de gas, a la autorización para que las provincias productoras puedan vender combustibles hacia el extranjero.
En el intertanto, los acercamientos entre ambos países han continuado. El gobernador del Biobío, Rodrigo Díaz, estuvo en Neuquén la semana pasada. Y no lo hizo solo: fue acompañado por el ministro de Economía, Nicolás Grau, ya que la iniciativa para aumentar los envíos de gas argentino a la zona ahora están enmarcados dentro del Plan de Fortalecimiento Industrial.
Y es que los beneficios para los sectores productivos serían claros: bajar los costos del gas y establecer contratos de mayor plazo a los que hoy son utilizados. Es decir, ya no anuales, sino plurianuales.
El intercambio de gas se realizaría a través del Gasoducto del Pacífico, que desde el lado argentino tiene una extensión de casi 300 km, y desde el chileno, más de 370 km. La planta de regasificación, ubicada en la comuna de Pemuco, abastece actualmente a clientes industriales y residenciales del Biobío. Pero su capacidad de transportar hasta 6 millones metros de cúbicos al día, está siendo claramente desaprovechada. Actualmente, se transportan unos 500 mil metros cúbicos por día.
Díaz explicó que en el viaje realizado durante octubre también estuvieron presentes empresas como Abastible, Puerto de Coronel, Puerto de Talcahuano y EFE, entre otras.
Las ruedas de negocios tuvieron, por el lado de los productores, a YPF, Shell y Pampa, entre otras.
“Lo que hemos podido avanzar son conversaciones que nos permitan programarnos para la primera quincena de diciembre, en dos sentidos de reuniones a realizarse en la región del Bío Bío, en Concepción. La primera es que empresas productoras que están sacando gas y petróleo se reúnan con consumidores finales, con empresas nuestras que estén interesadas en comprar más gas”, detalló.
A ello se sumarán reuniones entre productores argentinos y compañías de la región que son prestadores de servicios industriales, para intercambiar servicios.
Pero Díaz reconoce que el desafío pasa por generar confianzas. “Todavía estamos muy lejos de llegar al 60% de la capacidad del gasoducto. Para llegar al 60% o idealmente al 100% todavía es importante materializar acciones que permitan que haya confianza en el suministro. Y en segundo lugar, que haya acuerdo y mayor libertad para concordar entre vendedores y compradores finales en el precio”, señaló.
Para ello, advierte que se requieren medidas de corrección en ambos países, como la eliminación de un costo mínimo que se cobra por la provisión de gas hacia el extranjero en Argentina.
Para Díaz, el potencial de estas conversaciones no se circunscribe sólo a la Región del Biobío “Esto puede ser para el país. Lo que tiene Argentina hoy día es una capacidad para más de 200 años para su consumo interno. Y Argentina, lo que yo le diría, es que tiene plena conciencia de que la ventana de tiempo que tiene para utilizar este combustible es acotada, por el cambio de combustible que va a ocurrir al mundo”, manifestó Díaz.
Agregó que si bien los primeros pasos apuntan a que “con el tiempo se pudiera contar con un suministro mayor, también los puertos del Bío Bío podrían ser puertos que exportaran gas y petróleo al Asia-Pacífico. O podría llevarse este tipo de combustibles a zonas como Temuco o Valdivia que también están contaminadas”, indicó, aludiendo a que el gas natural es menos contaminante que la leña, el principal combustible usado en la zona centro y sur del país
Fuente: La Tercera