El volcán más grande y peligroso de Chile volvió a «despertar» en los últimos días, en medio de una serie de sismos en la zona. En la zona central también se ha registrado más de un evento telúrico, encendiendo las alarmas de la temida falla geológica.
El volcán Villarrica, el más grande y peligroso de Chile, volvió a “despertar” en los últimos días, en medio de una serie de sismos en la zona. El volcán ha mostrado una intensa fumarola, coincidiendo con el evento telúrico de Lonquimay.
En paralelo, la Región Metropolitana también ha registrado actividad sísmica en las últimas jornadas, encendiendo las alarmas de expertos y de la ciudadanía en general, frente a la siempre latente posibilidad de un megaterremoto en la Falla San Ramón. ¿Están relacionados ambos fenómenos? ¿Cuál es el vínculo entre esta serie de eventos telúricos? ¿Se trata de un enjambre sísmico?
Según el registro del Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin), actualmente tres volcanes se encuentran en alerta amarilla en el territorio nacional, uno de éstos, el Villarrica. Justamente entre el macizo de piedra y Lonquimay, hay poco más de 200 kilómetros de distancia.
Pablo Salucci, geógrafo de la Universidad Católica y académico de la Universidad San Sebastián, señala que el registro de los últimos sismos en distintas regiones de nuestro país forma parte de nuestra “normalidad sísmica”. “En particular, el sismo que se registró en la Araucanía, ocurre en una zona donde hace bastante tiempo no se registraba uno, dado lo anterior, es esperable la ocurrencia de estos eventos”.
“Nuestro país posee una gran presencia de fallas, algunas más estudiadas que otras. Hoy reconocemos las que poseen características sismogenéticas como la falla de Ramón o Liquiñe-Ofqui. Esta última se ha determinado que es la falla que más rápido se mueve en Chile, con 18.8 mm. año versus 0,1 mm. de la falla de Ramón. Nos falta mucho aún por avanzar en el estudio de nuestras fallas”, establece Salucci.
El geógrafo agrega que “las fallas pueden activarse durante un evento sísmico, dada las tensiones que pueden producir estos movimientos, pero no tienen relación con la ‘activación de volcanismo específico’, como si se ha observado con grandes terremotos, como el de 1960 que generó la activación del sistema del complejo volcánico Puyehue-Cordón del Caulle”.
En relación a lo sucedido en los últimos días en la zona lacustre, Álvaro Amigo, jefe de la Red Nacional de Vigilancia Volcánica de Sernageomin, pone “paños fríos” señalando que no se ha registrado ninguna respuesta de los sistemas volcánicos producto del sismo que afectó este domingo a la zona centro sur del país.
El domingo 9 de julio, Santiago y parte de la zona centro sur del país se vio sacudido por un fuerte sismo. Según informó el Centro Sismológico Nacional de la Universidad de Chile, el evento ocurrido a las 13:11 horas fue de 5,6 Mww.
Con un epicentro a 14 km al norte de Farellones y una profundidad de 110 km, el evento telúrico recordó que el sector cordillerano está atravesado por una serie de fallas geológicas.
Y exactamente una semana después, también un domingo, otro fuerte temblor se sintió en el país, esta vez en la zona cordillerana de Lonquimay, cuando los sismógrafos registraron un evento de magnitud de 6,6 Mww.
Pese a que ambos fueron con apenas siete días de diferencia y con epicentro en la cordillera, Salucci dice “que los dos son del tipo intraplaca que ocurre a gran profundidad al primero de ellos a 110 km y el registrado el día de ayer ocurre a 210 km. Son por tanto, dos que rompen al interior de la placa”.
Estos son los sismos más fuertes registrados en Chile en los últimos años:
6,8 San Pedro de Atacama 06-03-2020
6,8 Vallenar 09-01-2020
6,8 Pichilemu 01-08-2019
6,7 Coquimbo 20-01-2019
6,7 Constitución 29-09-2019
6,7 Valdivia 27-12-2020
Salucci agrega este tipo de sismos intraplacas son bastante raros en el registro histórico en el país, y que lo más habitual son los sismos interplaca, los que ocurren especialmente en la costa.
Con respecto a si la frecuencia, cercanía y ubicación de ambos sismos (ambos en la cordillera) pueden predecir la ocurrencia de un evento o terremoto de mayor magnitud, Salucci explica que “no hay ningún elemento que pueda construir algún parámetro indicativo de algo mayor”.
“Estamos hablando de socialmente dos eventos que ocurren dentro de lo esperado en la sismicidad de Chile y considerando que a lo menos ocurren 150 sismos en el mundo de este tipo, es decir, tipo 6, está dentro de lo esperable para la realidad sísmica de nuestro país”.
El geógrafo indica que la zona central, específicamente el segmento que va desde Los Vilos hasta Pichilemu, no rompe sísmicamente desde el año 1730, , es decir, desde el año 1730 que n ocurre un gran evento, “porque el terremoto de Algarrobo del año 1985 no fue lo suficientemente importante para lograr energía acumulada desde 1730″, sostiene.
Por lo tanto, dice, este segmento aquí tendría las condiciones para un gran evento. Ahora, cuando a ocurrir eso no lo sabemos, pero sí está publicado ya y que es un segmento que tiene que ser considerado con un segmento en donde la población de estar informada de esto y se deben hacer las adecuadas preparaciones.
Existe todo un sistema de fallas en la cordillera, sin denominación, “aunque no tuvieron relación con el sismo de ayer (domingo 9 de julio), ni con la Falla San Ramón”, aclara Salucci.
Respecto a las consecuencias que un sismo provocado en esta zona podría generar en Santiago, Salucci dijo anteriormente a Qué Pasa que todo va a depender de la magnitud del evento. “Ya hemos tenido sismos asociados a esas fallas, pero por lo general son movimiento cortos aunque intensos”.
El geógrafo dijo que mientras más cerca del epicentro se sentirá más intenso. “Ayer (domingo 9 de julio) hubo reportes de estantes de supermercados en el suelo en Lo Barnechea , que es la comuna más cercana a esta zona de fallas. De hecho, en la escala de Mercalli alcanzó VI, mientras que en la Florida fue de IV.
“Si tenemos sismos asociados a fallas y éstos ocurren con poca profundidad, la aceleración del suelo podría ser importante. Y claro, podría haber daños en edificaciones antiguas o fuera de norma. Sobre todo en estructuras de adobe que aún se observan. Por eso los hipocentros a poca profundidad son claves en la construcción de escenarios”, añadió.
Gabriel González, académico de la Universidad Católica del Norte y subdirector de Cigiden, coincidió en las misma nota, indicando que hay un conjunto de fallas, que afectan las rocas volcánicas del sector de Farellones, “pero ninguna está caracterizada como falla activa. Sabemos muy poco de esas estructuras y no hay trabajos orientados a caracterizarlas”.
Desde el 21 de marzo y también con una magnitud 5,6 pero esta vez al NO de Melipilla, que no se registraba un evento particularmente “sensible” en la zona central. Este último evento se caracterizó a causa de la intensidad del movimiento, por presentar derrumbes en la cara sur del Parque Metropolitano.
“El sismo registrado este domingo a las 13:11 se caracterizó por un fuerte ruido, un movimiento muy abrupto, ‘con dos ritmos’ muy marcados. Estos movimientos están relacionados en cómo arriban las distintas ondas a la superficie, de ahí que sintiera como en dos tiempos”, explicó Salucci.
“En primaria instancia llama la atención la gran intensidad con la que se sintió este movimiento en Santiago y esto se explica por la cercanía del epicentro (NE de Farellones) a la ciudad, ya que éste ocurre prácticamente en un costado de la misma, específicamente en el corazón de su cordón cordillerano”, agregó este último.
Farías también dijo que el último sismo ocurrido en Farellones no está relacionado con la falla San Ramón, “ya que ésta tiene su propia dinámica, y no sabemos bien cuando habría un gran terremoto en ella, el que sería bien dañino”.
En paralelo a lo ocurrido en Farellones, Santiago presenta otro importante punto de alerta sísmica, la temida Falla San Ramón.
Con una extensión de 50 km en sentido norte-sur, esta falla está ubicada entre los ríos Mapocho y Maipo, cruzando las comunas de Vitacura, Las Condes, La Reina, Peñalolén, La Florida y Puente Alto. Incluso, nuevos cálculos afirman que se prolonga hasta Lo Barnechea y Pirque.
La falla geológica, inversa y activa, está situada en la sierra de Ramón, 10-12 kilómetros bajo la superficie terrestre. Se estima que más de tres millones de personas serían afectadas en un eventual evento telúrico, siendo Puente Alto la comuna que tendría más daños. El 61,8% de su población vive en ella o cerca de ella. Le seguirían Las Condes con 55,4% de la población cerca de la falla, Peñalolén (39,6%) y La Florida (34,6%).
Esta eventual amenaza sísmica, traería consigo una serie de consecuencias e implicancias, tanto para la sociedad como la infraestructura. ¿Cómo impactaría un terremoto en la falla San Ramón?
Rodrigo Astroza, académico de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de la Universidad de los Andes, señaló anteriormente a este medio que un sismo de tal magnitud en la falla, afectaría viviendas y edificios, “aunque es importante dejar en claro que en la Falla San Ramón (FSR) nunca tendremos terremotos con esas grandes magnitudes que estamos acostumbrados en Chile, como la magnitud 8,8 del terremoto del 27F ocurrido en 2010, la magnitud 9,5 del terremoto de 1960 en Valdivia o la magnitud 8,0 del terremoto de 1939 en Chillán. Esto se debe a que en Chile existen distintos mecanismos sismogénicos que producen terremotos”.
El caso de 2010 y 1960 corresponden a terremotos que se generan en la zona de contacto entre las placas de Nazca y Sudamericana (llamados terremotos interplaca) y eventos como el terremoto de 1939 se producen en la placa de Nazca bajo el continente (llamados terremotos intraplaca). “Eventos que puedan generarse en la FSR tendrán magnitudes menores. Investigaciones han demostrado que la falla efectivamente está activa y que sería capaz de generar eventos sísmicos de magnitudes máximas Mw 6,6 a 7,5. El gran problema de este tipo de terremotos es que se producen a profundidades muy bajas, es decir, muy cerca de la superficie y en algunos casos inclusive alcanzan la superficie”, dijo Astroza.
Por esto, añadió que, “la energía sísmica que se genera en la falla llega directamente a las estructuras que se ubican cerca de la zona por donde pasa ésta, prácticamente sin existir atenuación de las ondas sísmicas. Por esto, de generarse un terremoto con magnitud significativa (probablemente mayor a Mw 6,2-6,5), las comunas aledañas a la traza de la falla podrían sufrir daños importantes, principalmente las zonas ubicadas sobre el escarpe de la falla (hacia el oriente de la FSR que posee una dirección predominantemente norte-sur)”.
Casos conocidos de este tipo de falla corticales y superficiales son el terremoto ocurrido en la zona de Northridge (California, Estados Unidos) en1994, que alcanzó una magnitud Mw 6,7 y generó pérdidas económicas por más de 50 billones de dólares y más de 70 fallecidos, y el terremoto de Kobe (Japón) en 1995, de magnitud Mw 6,9, cuyas pérdidas económicas es estiman en unos 200 billones de dólares.
Fuente: La Tercera
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