Al lado del Tibet, en el suroeste de China, está la Provincia de Sichuan. Más allá de sus 81 millones de habitantes y los aportes culinarios ancestrales a la cultura china, concentra el 6% de las reservas de litio a nivel mundial y desde el gobierno local, su representante Xiang Xiaohong, lo ha reiterado: “El gobierno prioriza a la industria de las baterías de litio”. Es una invitación a que vayan a invertir allá. “Damos facilidades”, agrega en entrevistas a medios locales.
Justo ahí, SQM decidió comprar una fábrica de hidróxido de litio. No es el primero en pensarlo y hacerlo: hay 35 compañías de litio que producen 400 mil toneladas al año con ventas por 4 billones de dólares al año.
Ya lo hizo Elon Musk, que se asoció con un fabricante local para que le proveyera de litio para las baterías de los autos Tesla. Y también ahí mismo está Tianqi, la socia de Julio Ponce en SQM, y que controla un tercio de la empresa.
El anuncio fue a mediados de septiembre, en un Investor Day en la Bolsa de Nueva York donde participó Ricardo Ramos, el gerente general de SQM; Gerardo Illanes, el CFO de la firma y Patricio Navia, quien hizo una charla sobre el Chile post plebiscito.
El detalle fue escueto: “SQM plant in China (Sichuan) 20k MT of lithium hydroxide from lithium sulfate (2Q2023)”, decía en la presentación, cuyas siglas adelantaban que esto sucedería durante el segundo trimestre del año que viene (second quarter of 2023). Pero el ejecutivo no presentó más detalles.
En Santiago, la firma ha mantenido bajo absoluta reserva los detalles, y está prohibido siquiera hablar del proyecto. Según pudo reconstruir DF MAS, las conversaciones, que partieron formalmente a principios de este año, no han sido sencillas, principalmente porque son una empresa extranjera, y la regulación en China para capitales foráneos es compleja.
Pero Soqui tiene la ventaja de estar aliado con un gigante del litio en el país, lo que facilita la burocracia y permisología.
El señor Fones
Fueron ejecutivos de Tianqi los que apoyaron decididamente la compra. Pero quien lideró el proceso y estuvo negociando, afinando los detalles y convenciendo al directorio de la chilena fue Mark Fones, vicepresidente de Desarrollos y Fusiones y Adquisiciones de SQM.
Fones, ingeniero civil industrial y MBA de la Universidad Católica, llegó a SQM en 2003 y pasó por diversos cargos, incluso estuvo en la oficina comercial que la empresa tiene en Beijing en 2008. En 2013 salió de la firma y volvió en 2017 cuando empezó a hacerse cargo de un deseo anhelado por SQM: sacar el 100% de sus inversiones de Chile.
Fue él quien lideró las incursiones a Australia, y se instaló en la ciudad de Perth para llevar a cabo el proyecto de litio Mt Holland junto a la firma Kidman Resources, llegó a ser CEO de SQM Australia, antes de tener el cargo actual, cuyo objetivo principal es buscar todos los días una oportunidad nueva de expansión.
Así fue como se llegó a la planta en Sichuan, cuyo nombre del vendedor no se ha revelado, pero sí se sabe que la inversión consistirá en US$ 140 millones y que la planta producirá 20 mil toneladas métricas de hidróxido de litio y otras 30 mil de carbonato, que usará como material principal el sulfato de litio que se produce en Chile, en el Salar de Atacama.
Y todo será rápido, porque la planta está operativa y SQM solo tiene que hacer ajustes menores y mantenciones para el tipo de material que ellos fabrican en Chile, por lo que está proyectado que entre abril y junio del próximo año comience a operar.
El otro año también entran las 350 toneladas de Australia, mientras que en Chile serán 180 toneladas de carbonato de litio, y que se suman a las 30 mil desde China. Y de hidróxido de litio, un producto con mayor valor agregado y que sirve para las baterías de autos, serán 37 mil toneladas desde Chile y otras 20 mil toneladas desde China.
El aporte de inversión solo para concretar el joint venture en Australia y ponerlo en marcha, más la planta recién adquirida en Sichuan, será del orden de los US$ 700 millones para el periodo 2022-2024.
Una fuente concuerda en que el próximo paso de SQM en China será desarrollar sus propias reservas de litio. El papel que juegue Tianqi, que también tiene producción de litio en China y sus propias fábricas, aún no está claro. De todas formas, SQM no tiene prohibición de instalar plantas cerca de la firma china, por lo que la de Sichuan podría ser solo la primera.
La razón clave para instalarse allá es que el mayor comprador de litio de SQM es justamente China, y es donde se están instalando buena parte de las principales fabricantes de baterías de litio. Sunwoda Electronic, CALB, Eve Energy y SVOLT, de las principales del mundo, ya están allí.
Un analista del mercado dice que la producción que entrará desde la fábrica en China de SQM “no mueve la aguja” en cuanto a volúmenes, pero sí es una señal. “Tener litio en Australia y fábricas en China es inteligente en una mirada de largo plazo”, dice.
Mirando a la Corfo
Detrás de las apuestas de la firma chilena está también una visión estratégica desde todo el directorio, que en un chilenismo se puede reducir como “no poner todos los huevos en la misma canasta”.
Hasta antes de Australia, el 100% de la producción de litio venía de Chile. Y tener ese poder negociador para la Corfo, el dueño final del Salar de Atacama, le quita espacio competitivo a SQM.
2030 es el año clave, porque es cuando se acaba el contrato de arrendamiento del Salar. La firma ha dado muestras de mejoras en su gobierno corporativo, y en sus relaciones con la comunidad. También lanzó una potente campaña publicitaria masiva para mejorar la percepción de la gente. Dejar atrás el escándalo de las platas políticas y la visión de que era una empresa manejada solo por una persona -Julio Ponce-, son las metas principales.
Además, esta vez SQM tiene a su favor que un tercio de la empresa es de un inversionista extranjero, que negociará duro y tendrá a la diplomacia del régimen de Pekín a su favor.
En su investor day de septiembre, se explicó que “los términos vigentes del contrato entre Corfo y SQM imponen ciertas limitaciones a las inversiones de mediano y largo plazo y por ende a la implementación de mejoras tecnológicas. En SQM estamos convencidos que es de interés de ambas partes, Corfo y SQM, evaluar distintas opciones en esta materia para generar valor para la Región de Antofagasta, las comunidades, Chile y SQM”.
De hecho, en septiembre la empresa lanzó la iniciativa Salar Futuro, que incluye inversiones por US$ 1.500 millones en mejoras productivas para el Salar de Atacama. Sin embargo, la firma ha dicho que, salvo mejoras más urgentes como no usar agua dulce para el proceso de producción, el grueso del plan se hará solo si es que la Corfo se sienta a negociar el contrato.
Aunque es políticamente arriesgado negociar hoy el contrato, SQM también tiene claro que mientras antes se salga de esa incertidumbre es mejor. Y para el gobierno no es un tema menor. Gracias al nuevo contrato, la firma aporta casi 1 punto del PIB de Chile en impuestos, tasas y aportes locales.
Más exigencias, nuevas tasas y royalties están sobre la mesa para conversar de cara al 2030. En cualquier caso, SQM ya puso el primer pie en Sichuan. Pero no será el último fuera de Chile.
Fuente: Diario Financiero
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